miércoles, 15 de enero de 2014

El cazo de Lorenzo

Nota: antes de nada quiero decir que esta experiencia es una copia de la realizada por la maestra Raquel Macías del CEIP Pilar Martínez Cruz, faro para maestros y maestas deseosos de encontrarse con nuevos puertos. La experiencia completa podéis encontrarla visitando su blog de El Rincón de Raquelita

 

Isabelle Carrier.
Resulta que Lorenzo no tenía culpa pero un día, sin previo aviso, le cayó un cazo encima. Y claro, tuvo que aprender a lidiar con él por el resto de su vida. Bajo esta premisa, la autora Isabelle Carrier (Voiron, 1964) escribió y dibujó esta hermosa alegoría de la vida y las dificultades que se hacen más grandes cuando se tiene alguna discapacidad. El cuento lo hemos empezado a trabajar en clase como manera de abordar un contenido tan sencillo y difícil a la vez como son las necesidades educativas en la escuela y en la vida. ¿Hay más Lorenzos en nuestro colegio?, ¿hay otros cazos?... la mejor manera para ello es convertirse en el propio Lorenzo por una tarde. Sí. El jueves lo vamos a pasar con un cazo colgado de la muñeca. 

La  recepción a la idea ha sido dispar. Niños que están deseando hacerlo y otros que incluso han llorado porque no quieren. Vale, cada uno hará lo que quiera porque no vamos a obligar a nadie. Pero los que decidan ser Lorenzo: ¿cómo será su tarde de jueves?. Pues ya os contaremos, paciencia.

Y dos días después...

Una  mañana lluviosa, con chaparrón justo a las nueve, hizo que faltasen algunos y algunas de nuestros Lorenzos. Pero los pocos que vinieron lo hicieron encantados por la experiencia. Eso sí, es muy fácil ser Lorenzo una sola tarde y difícil "sentir" lo que debe ser ese niño durante toda nuestra vida.

Nos sentamos todos juntos en la asamblea y empezamos a contar nuestra experiencia del día anterior. He aquí algunas de nuestras conclusiones:


Solo lo llevé en casa. Un ratito. Supongo que no era buena tarde para salir por ahí con un cazo colgando.


Era un engorro porque no me podía sentar con él, era muy incómodo. Fui a la farmacia con él pero nadie me dijo nada por lo menos.


Esperad a que cierre los ojos y recuerde... a sí... pues lo pasé bien e incluso mi padre me grabó en video cuando salí a la calle. Pero lo más raro es que todo el mundo iba por ahí preguntándome que qué era eso.

Mi madre y yo no paramos de jugar juntas con el cazo durante toda la tarde.

Jugué con mi tita. A las dos nos pareció una sensación muy extraña esto de ser unas Lorenzas durante un rato.


La verdad es que a mí no me costó nada; de hecho aquí lo traigo. Pero la gente es muy pesada preguntándome que qué me pasaba, que porqué llevaba un cazo colgando... el caso es que he aprendido a utilizarlo de trompo. ¡Me lo quedo!



Me lo puse por la tarde y me cansó mucho. Tanto que no salí de casa y encima me quedé dormido con él.

1 comentario:

  1. Me encantó esta experiencia, de hecho en mi clase siguen hablando de Lorenzo en algunas ocasiones. Me alegro de que te "copies" de algunas actividades de mis niños y niñas y te agradezco tus palabras, pero para nada hace falta que me menciones y que digas que lo has copiado, para eso estamos, para compartir experiencias, así es que lo mío es tuyo y de todos y todas , así nos engrandecemos entre todos.

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