¿Qué tipo de educación buscamos? 1

Cuando comenzamos una nueva jornada escolar quizá no seamos conscientes del gran poder que va a estar en nuestras manos. De cada día, de cada actividad e incluso de cada intercambio con el alumnado surge uno de los granos de arena que de manera lenta y espontanea van a unirse en el niño. A lo largo de estos momentos vamos configurando en estos pequeños y pequeñas una forma de vivir el mundo, de afrontar la realidad, pequeños pedazos de vida que con el tiempo serán mucho más importantes de lo que pensamos. Por ello cada uno de esos instantes… cuando saludamos con cariño a los que entran por la puerta, cuando nombramos un capitán o protagonista, cuando perdemos un poco la paciencia y elevamos con razón (o lo peor, sin ella) a algún revoltosillo estamos educando mucho más que con lo que se ve en los objetivos generales finales.

Por ello es importante que lo que los pedagogos denominamos curriculum oculto salga periódicamente a la luz, Saber que cada momento cuenta y lo que ello implica es esencial para desarrollar lo que ahora se intenta machacar con el nombre de una educación de calidad. Pero si queremos verlo en perspectiva, los maestros y maestras solo somos una pequeña parte de toda esta historia. A saber: a lo largo de las cinco o seis horas que permanecen en el centro los niños se relacionan con el profesorado (sea este desde especialistas encargados de su nivel o de otras aulas), con otros niños por supuesto, de monitores si los hay, de personal de servicio y de familiares de otros niños que vemos a las entradas y salidas. Solo meditando sobre todo esto podemos comenzar a ser conscientes del terrible entramado de piezas que componen la educación escolar.

Ese poder del que anteriormente hablaba entonces no está solo en las manos del maestro sino en muchas más manos. Así, este castillo vivo fabricado con granos de arena crecerá en la medida que las distintas manos manos vayan a la par.