lunes, 3 de octubre de 2011

Hallazgo

Cueva de Altamira
Aquella mañana fue extraña. Parecía como si antes hubiese entrado en el colegio y al abrir la puerta de la clase no pudimos salir de nuestro asombro. Allí estaba, deslumbrante y antigua… ¡una cueva!, ¿quién podía haberla traído al cole? Empezamos a hablar del tema, de miles de años atrás en el tiempo, de personas desconocidas… pero cuando la cosa se ponía interesante entró la seño Gema: -He encontrado algo extraño en el arenero. Parecen restos y necesito que me ayudéis. 

Montamos la fila corriendo porque no podíamos más de tanta emoción. Sí, realmente era una mañana muy extraña. La arena parecía la misma de todos los días pero algo grandioso flotaba en el ambiente. Nerviosos y nerviosas empezamos a escavar. Algunas personas lo hacían bien pero otras no atinaban y nubes de polvo se levantaron en la mañana. - ¿Qué es esto?, parece una simple piedra, pues esto sí que es muy curioso. – comentaba la gente. Hasta que alguien (no puedo recordarlo) se topó con el primer pedazo.
¿Qué es esto?
Allí donde vosotros veríais un trozo ajado de arcilla nosotros supimos ver más allá. Hace mucho tiempo una persona  olvidada dejó para el futuro su más preciosa posesión: un pequeño platito de arcilla. Eran tiempos difíciles. Era un mundo duro. Enterrado con lo poco que tenía ese hombre… ¡o esa mujer!... nos dejó un documento de su vida diaria. Y allí estaba, acompañado de gritos de alborozo con cada parte encontrada. Estaba en nuestras manos.

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