jueves, 14 de junio de 2012

Discurso de graduación promoción 2009/2012

                En primer lugar queremos agradecer a todas las personas que han venido a compartir con nosotros este día. Todo el trabajo que desde casa y desde el centro se ha realizado en estas últimas semanas termina por fin aquí. Y aquí, en este teatro, fue donde todos comenzamos el camino. Nos conocimos y veníamos con todos nuestros miedos, las incertidumbres… pero sobre todo con toda la ilusión de comenzar este proyecto. ¡Y con tantas ganas de entre todos de hacerlo tan bien!
Sí. Aquí terminan tres años desde que los tutores entramos un 1 de septiembre por la puerta del colegio JJ Rebollo, porque ni colegio teníamos. No sabíamos que nuestro primer año de provisional iba a terminar convirtiéndose en los tres años más bonitos pero intensos de nuestra carrera docente. Este viaje tan largo se ha sustentado en tres pilares sin los que la llegada a este puerto hubiese sido imposible.
                El primero de ellos es las familias. ¿Cuántas cosas hemos compartido juntos?, desde la primera reunión con vosotros para presentarnos hasta hoy han pasado tantas cosas: nos habéis acompañado en excursiones, en salidas por el pueblo, en talleres, en cumpleaños, fiestas, nos hemos visto por la calle, hemos realizado tutorías en la puerta de la clase, desde la ventana del coche, en el Mercadona… y creo que siempre lo hemos hecho desde la confianza. Si alguna vez os hemos fallado o no hicimos las cosas bien os pedimos perdón.
                Imagino que conocéis la tan socorrida metáfora de la barca a remos. En ella los maestros estamos a un lado y las familias a otra. Si no remamos juntos y a la par la barca zozobra o no avanza. Os pregunto: ¿Hemos remado juntos?, yo pienso que sí. Pero esta barca necesita irá mejor con un motor suplementario o por lo menos con un par de velas. Nuestros compañeros, los maestros y maestras del Marismas del Tinto… mis amigos y amigas del Marismas del Tinto han sido esas velas.
                Queremos agradeceros a todos la ayuda y guía que nos habéis dado. Sin este equipo directivo, sin Yolanda ni Rocío, sin Pedro, el patrón de nuestro barco, el especialistas de PT, el maestro, el cantante, el más cariñoso, el amigo…. Gracias porque sin vosotros nunca hubiésemos partido siquiera del puerto. Recordad que cuando empezamos ni el colegio tenía nombre. Este viaje se lo debemos a ellos.
Pero no hemos estado solos; hemos tenido marineros en la travesía que nos ayudaban con la música (Inma), que nos hicieron entendernos en otras lenguas (Jesús y Gema –thank you for all, the best teachers, the best friends-), que pusieron en forma nuestro cuerpo (Eva), que dieron fe a los que la necesitaban (Cinta)… y compañeros que pese a tener la misión de ayudar a unos pocos terminaban por ayudar a toda la tripulación de esta pequeña barca, ¿verdad Marian, Cinta, Juan, Javier, Clara, Sara, Chon?... y gente que sabe más del mar que todos nosotros como Lola y Ana que han echado todas las manos posibles. Incluso gente que tenía otra barca a su cargo como nuestras compañeras de Infantil en estos tres, ellas también han ayudado.
                Pues sí. Esta barca llega a puerto. Y en el puerto se bajan cincuenta criaturitas. ¿Sabéis? Pensáis que los maestros tenemos el mejor trabajo del mundo porque tenemos la suerte por el horario, por las vacaciones… pero en realidad  se os va lo mejor: lo verdaderamente sorprendente es que tenemos la inmensa fortuna de tener cada año a 25 clientes (en el futuro quizá 32) que son los clientes más agradecidos del mundo. Estos clientes te abrazan, te besan, te quieren y te convierten en su modelo. Eso no lo tiene nadie. Esa es nuestra suerte porque estos clientes, además, han sido los mejores que he podido tener.
                Tras unos días preparando las cosas en el JJ Rebollo llegamos al “cole nuevo”. Y entrasteis vosotros. Poco a poco, porque era mejor conocerse despacito, ¿verdad? Recuerdo muchas cosas… como a Isabel sin decir nada en varias horas y de golpe en el arenero contarme media vida, o a Miguel Ángel callado, repeinado y muy guapo en la asamblea cuando de pronto empieza a llorar desconsoladamente, o a Marina con su desparpajo y su cariño (aún hoy me da una media de diez besos diarios), de Sergio que me parecía tan grande entonces que ahora viendo las fotos de 3 años me sorprendo de cómo era realmente; y me acuerdo de los que se tuvieron que ir a otros colegios: Tania, Lucía Gutiérrez, Juanma, Marina Rodríguez y Rubén… ¿cómo íbamos a olvidarnos? . ¡Mis amados petardos!.
                Recuerdo el primer que mis, si mes permitís, niños y niñas entraban solos en clase. Al principio nadie lloraba pero de repente Zakaría rompió a llorar desconsoladamente y lo único que decía era –señora, señora- y aquí lo tenemos hecho un hombrecito. O a Alejandro, o Antonio que dio sus primeros pasos y palabras con nosotros y al poco ya estaba subiéndose en todas las rejas asustándonos a todos. De la madurez de Paula y de Ruth dispuestas a colaborar en todo. Y por supuesto no puedo olvidar a Currito y a Mario que nos acompañaron dos años.
                Podemos contar anécdotas de las dos clases hasta aburrirnos pero destacamos simplemente un par de ellas, no las más importantes. Porque lo verdaderamente importante es el orgullo de haber alcanzado un objetivo de la etapa de Infantil, es decir, el desarrollo de una autonomía, de conseguir crear grupos. Destacar cómo todos y todas se han convertido en una familia que se quiere, que se protege y ayuda siempre… os puedo contar anécdotas miles, como el otro día en que me enfadé con ese niño que decidió pintar la silla…
Ahora sois por  fin niños y niñas grandes. Pero nosotros también somos maestros grandes porque hemos aprendido más que vosotros.

                Y ahora permitidnos un homenaje muy pequeño a dos compañeras muy especiales para nosotros y para vuestros hijos. Porque siempre han estado ahí… consolándolos, curándolos, cambiándolos, dándoles de comer, escuchándolos con sus penas y que para nosotros se han convertido en nuestros pies y nuestras manos y que en estos tres años no han conocido nunca la palabra “NO”. Siempre DISPUESTAS a colaborar, participar, reír, recortar, plastificar… algo que solo podemos pagar con cariño, agradecimiento y la amistad de todo el grupo de infantiles. Lola, Chon, gracias.

Fdo: Juan José - María José


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