“Ya está. El año que viene mi niño chico entra en preescolar. Ahora sí que viene lo bueno
porque lo van a poner más derecho que una vela. De todas formas no creo que
haya ningún problema porque desde que tenía un año ha estado en la guarde y
bien contento que estaban. Seguro que le va bien. Eso sí, a mí no me viene nada
bien esa historia de llevar y recoger cada día a una hora diferente al niño por
el periodo de adaptación ese. Le voy
a decir al profe que lo dejo todo el día porque yo trabajo. ¡Uy!, ya le he
quitado el pañal al niño pero imagino que en el cole si se hace pipí o caca no
habrá ningún problema y me lo limpiarán. ¡Qué mono lo voy a poner el primer
día! Por cierto, qué vicio de chupete
tiene pero es que si se lo quito cómo se me pone. Cuando esté en el cole me
gustaría poder tener una cámara para poder verlo pero al menos espero poder mirarlo
cuando salga al patio… ¡y con los abuelos! ¡Niño!, ya verás como no le hagas
caso a tu seño, te pondrá a pensar en una silla”…
Esta parrafada podría soltarla (y en realidad la suelta) cualquier madre o padre que tiene un niño o niña que en septiembre entrará en el colegio para comenzar su etapa de Educación Infantil. Son momentos difíciles y comunes en todas las familias y un periodo especialmente estresante entre maestros y maestras de Infantil sabiendo que llegan unas semanas especialmente intensas. Por eso vamos a intentar ofrecer diez consejos para conseguir que este momento especial en la vida de vuestro hijo sea verdaderamente positivo para todos. No sin olvidar que el principal protagonista de estos días va a ser el niño. ¡Vayamos a por ellas!
1 Preparación física.
El niño o niña de Infantil es eso mismo; un niño… ¡no un bebé! Por ello desde
el verano anterior nos tenemos que asegurar de algunas cosas que son
esenciales. La principal de todas ellas son los pañales. El niño no puede
entrar en el centro sin controlar esfínteres por lo que es mejor enseñarle
cuanto antes si no lo hemos hecho ya. Eso incluye también iniciarle en hábitos básicos de higiene como limpiarse
solo o sola los genitales y el culete. Además el chupete debe de dejar de
utilizarse definitivamente así como el traer y recoger al niño en su carrito.
2 Preparación
mental. No hay nada que nos paralice más que el miedo. Un niño con miedo al
colegio lo va a pasar verdaderamente mal en él.
En ocasiones las propias familias no se dan cuenta y transmiten ese
miedo o inseguridad con frases como las anteriormente indicadas. No hay que
olvidar que los niños son más listos de lo que parece y se dan cuenta de las
preocupaciones de la familia cuando llega el momento del cole. Lo mejor es
intentar poner buena cara ante este momento, mentir si es necesario y hablarles
de las cosas maravillosas y los nuevos amigos que van a conocer. Por supuesto
está de más amenazar a nuestros hijos con el colegio diciéndoles que se les va a acabar el cuento a partir de
ahora o responsabilizarlos totalmente de lo que ocurra en esos días.
Realmente será un momento difícil para todos.
3 Respetar el
periodo de adaptación. Es difícil. Los primeros días se produce una intensa
lucha entre tutores, Equipo Directivo y familias por este periodo. En resumen,
el periodo de adaptación en tres años es simplemente partir de una jornada más
corta y con menos niños para ir paulatinamente alargando horario y aumentando
el grupo hasta lo normal. Los primeros días lo ideal es que sean grupos de no
más de cinco niños durante menos de una hora. Esta adaptación es también
necesaria para los maestros que necesitan su tiempo para conocer a cada niño y
a las familias que los recogen y sobre todo para poder atender a los niños que
peor se encuentran en esas primeras horas. Si un maestro tiene un niño o dos
llorando en clase los puede sentar en su regazo para relajarlos pero si tiene
seis o siete la cosa se va a poner mucho más difícil.
4 Vamos a ser positivos.
Llega el primer día así que vamos al colegio. Al entrar los niños se sueltan de
la mano de sus padres y… ¡para dentro! Es lógico no poder evitar querer saber
qué es lo que está pasando dentro del aula cuando el grupo se marcha. ¡Y más si
vemos entrar esa fila de pequeñitos que quieren salir corriendo o darse la
vuelta y que gritan llorosos a sus mamás mientras otros maestros lo tienen que
coger en brazos para meterlos dentro! ¡Uff! Pero no conseguimos nada bueno
quedándonos en la puerta o intentando mirar por la ventana. Y por supuesto lo
único que conseguimos es empeorar las cosas “visitando” a nuestro hijo en el
patio. Lo mismo ya se ha olvidado de su casa y está tranquilo jugando cuando aparecen
los padres mirando por la reja con el consiguiente regreso al lloro. Ese
sufrimiento hay que quedárselo como padres muy dentro y no exteriorizarlo, hay
que intentar darles el mensaje de que no pasa nada.
5 La hora de la salida.
Tras una larga mañana en el colegio llega la hora de irse para casa. La
historia se repite siempre: se forma una filita y a los llorones por fin se les
cambia la cara. Muy despacito hasta la puerta y con las instrucciones bien
dadas: nos quedamos sentaditos hasta que
yo os diga que os podéis ir con mamá, papá… Pero en la práctica todo es
diferente y la mayoría de los niños salen corriendo a por sus padres que les
esperan con los brazos abiertos. Y además es fácil imaginar cómo se siente un
niño cuando ve que llegan los padres de los demás y el suyo todavía no. Por eso
es muy importante que los padres sigan una serie de pautas muy claras. La
primera es asumir que su tutor o tutora aún no conoce bien ni a los niños ni a
las familias. Cuando salimos de clase los maestro tenemos que forzar nuestra
vista en el grupo de niños y de padres a la vez, en el grupo que está sentadito
y el que sale corriendo. Por eso la tranquilidad es necesaria. Los padres deben
ser pacientes y no llamar a sus hijos hasta que el maestro lo indique y acostumbrar
a su niño a que no salga hasta que le den permiso. También está muy
contraindicado que cada día venga alguien nuevo a recogerlo o no avisar
previamente en el centro ese hecho. Estas recomendaciones se hacen extensibles
durante toda la etapa de Infantil.
6 Remando juntos. Desde el
primer día hasta el último en la etapa de Infantil van a transcurrir tres años. En ese tiempo se compartirán
emociones, alegrías, penas, tristezas, avances... cientos de experiencias
inolvidables. Es por ello imprescindible entender que la Educación
Infantil es una tarea compartida entre familia y escuela.
Todos deben colaborar caminando en la misma dirección. Porque si pensamos que
nuestro papel termina a las nueve de la mañana estaremos equivocándonos. Es
importante desear implicarse en las actividades de clase, en los talleres, días
especiales y es esencial seguir las pautas educativas que nos dan en las
tutorías individuales y grupales. Si nos dan, por ejemplo, una cartilla de
lectura para la semana se supone que nos la dan para molestarse en trabajar un
rato al día con ella y no para dejarla todo ese tiempo sobre una mesa sin
tocarla. Si estamos en una reunión grupal es bueno intentar solucionar las
dudas que tengamos en ese momento porque a veces lo que muchas familias se
callan en ese momento lo terminan hablando en la puerta del colegio.
7 No puentear. Según WordReference "puentear" es "No respetar la cadena jerárquica en una institución, no contando con una
persona y saltándosela para llegar a otra en un escalón inmediatamente
superior". Enlazando
con todo lo anterior, si tenemos un problema con la educación de nuestro niño
lo lógico es preguntar o intentar solucionarlo con el tutor. Pero muchas veces
no es así y lo hacemos público a las otras familias en la puerta avivando
rumores y malentendidos o vamos directamente al Equipo Directivo. La educación
se sustenta en la confianza mutua y es bueno intentar dialogar las cosas para
poder comprenderlas mejor.
8 La paciencia es una virtud.
Las cosas para que sean buenas necesitan de tiempo y… de muchísima paciencia.
Paciencia que no tienen los maestros a veces y que les impulsar a quejarse
demasiado pronto de su grupo-clase o de un alumno en particular. Paciencia que
no tienen las familias que desde al inicio están estableciendo comparaciones
con la guardería, otros maestros, otros coles. Cada momento y lugar es
diferente, cada niño y maestro también. Por ello las cosas no llegan de golpe
sino poco a poco y con mucho trabajo y tranquilidad. No podemos comparar
nuestro hijo con el de otro porque cada uno parte de unas capacidades
diferentes así como no podemos comparar a la ligera entre maestros porque cada
uno o cada una es como es y tiene una visión diferente de lo que es la educación.
Seguro que los resultados llegarán… pero a su debido tiempo.
9 Trabajando en casa. A
las dos menos diez recogeremos a nuestro niño y se terminó hasta mañana a las
nueve. Pero eso no es cierto, no puede serlo. El colegio en cierta medida no ha
terminado y nosotros como padre tenemos que llevarnos parte de él a casa. Nos
lo llevamos de muchas formas: con deberes y fichas, con la preparación de una
actividad para un día especial, realizando algún material para tal rincón o
proyecto. Es importante realizar todas estas actividades de las que se
informa generalmente a través de
“notitas” en la mochila que a veces se pierden por el camino o se quedan dentro
de ella sin ser revisadas. Otras veces las conoceremos gracias a las nuevas
tecnologías como los blogs de aula. Pero hay otro tipo de trabajo en casa mucho
más sencillo: se trata de interesarse por lo que hacen nuestro hijos en el día
a día, preguntándoles, escuchándoles.
10 Disfrutar. Quizá este
sea el punto más importante de todos. En serio, la etapa de los niños en
Educación Infantil es una etapa absolutamente maravillosa. Cuando termina y
pasan a Primaria lo vemos en perspectiva pero las satisfacciones que estos tres
años dan no solo a los niños sino a familia y profesorado no son comparables.
Por lo tanto el mejor consejo que hay es disfrutar estos tres años que hoy
parecerán muy largos pero que mañana parecerán muy cortos.
La "intro" que has hecho me ha encantado y recordado a muchas madres...
ResponderEliminarYo soy del primer ciclo de infantil así que también tenemos un periodo de adaptación algo complicado porque el vínculo familiar es más fuerte.
Saludos y gracias por compartir